El reloj
En la oscuridad de un galerón escucho
un tic-tac algo molesto, casi perpetuo que me obliga a pensar y a balbucear cosas
que me hacen negar dicho sonido.
No hay luz alguna, coloco mis
manos frente a mi cara y no las noto, no sé si son tentáculos, garras o
mentiras lo que tengo ante mí, no sé qué hay más allá de mi cuerpo, puede que sea un mundo oculto o
una simple pared, posiblemente no lo sabré ni ahora ni nunca.
El tic-tac sigue su marcha, sigue
confundiéndome, al no ver la máquina que señala el tiempo, al no ver sus
tenebrosas agujas, no sé si el tiempo avanza incesante o si al contrario,
retrocede haciéndome pensar solo en el pasado.
En este lugar privado de formas y
colores, solo puedo recordar lo vivido gracias al arrullo de este tic-tac
perpetuo, al no ver la dirección de su movimiento, mi mente asume al recuerdo
como mi presente, el tiempo en este lugar es solo sonido y dolores de cabeza.
Entre tanto recuerdo mis ojos
logran ver algo, ahora ven al dichoso reloj, reloj de cabeza que marcha al revés…
Si está de cabeza y marcha al
revés, puede significar que mi mundo esta volteado, ahora pienso que la maquina
no está mal, quizás yo estoy atado de cabeza observando un mundo armónico donde
la pieza que no encaja no es otra que mi percepción…
Cierro mis ojos con el afán de
abrirlos de nuevo y ver todo como debería, pero ahora el reloj no está de
cabeza, ni mucho menos está como debería, ahora el me da la espalda, es otra percepción
y con esta percepción veo otro mundo, ya no es el pasado, ahora es el negativo,
ahora no son recuerdos, ahora estoy en el plano del hubiera. Ya no son
realidades vividas, ahora son realidades deseadas, la espalda de la maquina me
señala lo que hubiera ocurrido si en vez de hacer algo hubiera hecho lo otro,
si en vez de reír hubiera llorado o si en vez de haberte amado hubiera jugado…
Mis ojos se cierran cansados, ya
no los puedo abrir, el sonido sigue, el sonido solo confirma la existencia del
reloj, ya no sé cómo marcha, si hacia adelante, hacia atrás, para arriba o para abajo, lo único certero es la canción
del tic y del tac que no me deja solo.
El galerón se hace eterno,
perfecto en su oscuridad, como ya no logro ver y solo puedo escuchar, no sé si
entre tanta confusión alguien me observa en silencio disfrutando mi locura...