jueves, 5 de marzo de 2015

Noche triste y un poco de Air...

Despedirse siempre duele, sea cual sea el motivo nunca deja de lastimar cada parte de nuestro ser.
Han sido noches difíciles y eternas, pensar en su sonrisa insolente y en su manera irreverente de ver al mundo me hacen extrañar los minutos que me dedicaba sin mucho interés.
No hay mucho que hacer ahora, menos a esta hora y en el lugar en el que estoy, sólo y frente a la ventana no lograré absolutamente nada.
Enciendo el radio y lo primero que suena es aquella banda francesa de psicodelia que me hace volar y dejar la miseria de la despedida en mi habitación.
Viajo sin rumbo mientras observo las maderas del techo, pienso en que si de verdad era necesario despedirme de aquella alma libre, pero luego caigo en razón que quien se despidió fue ella y no tuve otra opción más que aceptar y volver mi cara hacia el vacío.
Recordar las palabras de mi padre hace que sienta cierta culpa por mi mala suerte... “Usted no quiere a nadie, parece detestar a todos, parece odiarlos a todos...”
El odio no es una palabra que yo usaría para explicar mi manera de ser, luego de ordenar mis ideas, llego a la conclusión de que yo no odio a nadie, solamente amo con intensidad a unos y a otros no...
Viajé a todas partes al ritmo de Casanova 70, J'ai Dormi Sous L'eau, Les Professionnels y de Le Soleil Est Près De Moi...
Viajé por todo el mundo con la cara en mi almohada, respirando hondo y con una tristeza increíble...

Viajar es delicioso siempre y cuando no dejemos a nadie atrás, dejar siempre duele, pero es necesario para conocer nuevos paraísos...

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