Resígnate...

Nunca estuve de acuerdo con darme por vencido, con dejarme derrotar y desistir de algo por conformidad o por cobardía.

Pero cuando me pongo a pensar en si la resignación es realmente mala para nuestra sanidad mental, me llegan algunas dudas y llego a pensar en verla como una manera de cerrar ciclos.

Pensando en lo que provocan las falsas esperanzas y lo que nos hacen sentir, creo útil poder decidir resignarnos para acabar de una vez por todas con  algún sufrimiento. Cuando alguien nos deja de amar, es inevitable pensar en la posibilidad de ver a ese ser amado regresando, tocando tu puerta y con cara de arrepentimiento se aventura a pedirte perdón, a decirte lo mucho que te ama y que jamás se volverá a separar de ti.

Seamos claros, esto casi nunca pasa y aun así seguimos alimentando nuestro corazón y nuestra mente con ilusiones que no provocan mas que dolor, celos, insomnio y aun mas cruel, ignoramos a grandes personas que sin ser un sueño falso, darían lo que fuera por volver a mostrarnos lo que se siente ser alguien importante para los demás…

Creo que hay que resignarnos a que ese príncipe o princesa multicolor ya no nos piensa, ya no nos recuerda, ya no nos desea… Olvidar los besos y las caricias, las salidas y las risas, los encuentros donde lo que comenzaba con un beso se terminaba en una profunda bocanada de aire y un cuerpo bañado en sudor…

Resignémonos a que ya ese alguien no mira tus fotos,  ya no recuerda tu voz, ya no recuerda si son dos o tres de azúcar…

Alimenta tu espíritu con verdades y no con mentiras, con hechos y no con palabras vacías que llenan de tristeza tus días, rodéate de personas que no teman a decir lo que sienten y aparta a aquellos que esperan a que tu digas y decidas todo…

Hoy comprendí que la resignación no es tan mala como la pintan algunos románticos, aprendí que la resignación es un paso a la tranquilidad, tranquilidad que te da ya no estar pendiente de un fantasma…