Cordelia mía:
Tú sabes que me gusta mucho hablar conmigo mismo. En mí he
encontrado a la persona más interesante entre mis conocidos. A veces temí que me faltaran argumentos para estos
coloquios, pero ya no existe ese temor, ahora te tengo a ti. Desde ahora en
adelante, basta la eternidad, yo hablaré de ti conmigo mismo, del argumento más
interesante con el hombre más interesante… ¡Ay de mí! Yo soy sólo un hombre
interesante, pero tú eres el argumento más interesante.
Tu Juan
Diario de un Seductor
Sören Kierkegaard
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