lunes, 24 de junio de 2013

ARS POÉTICA



¿Qué eres reacia al Amor, pues su manía
de eternidad te ahuyenta, y su insistente
voz como un chirriante ruiseñor
te exaspera y quieres solamente
besar lo pasajero en la cambiante
eternidad de lo fugaz? –entonces
¡soy tu hombre! Pues más hospitalario
que el mío un corazón no halló jamás
para posarse el falso amor. Igual
que llegué, parto: solo, y cuando mudo
de cielo mudo también de corazón.

Pero, atiende: no vas a hacer traición
a tu alma infiel. No intentes, si una chispa
del hijo del hombre ves en mis ojos,
descifrarla, ni trates de inquirir mucho
en mi acento y en el fondo de mi risa.

Donde quiero destierro y silencio
no traspases la linde. Allí el buitre
blanco del Juicio anida y sólo el
ceño de la vida privada ¡canta!


Carlos Martínez Rivas.

domingo, 16 de junio de 2013

                Ella corre por un pasillo largo, con matices rojizos y lleno de silencio, sus pasos angustiosos y apurados revientan en un eco perturbador que parece jamás acabar…
                Mientras avanza, ve pasar imágenes de paredes sucias, espejos rotos, escombros en el piso, sin saber ella corre por un aparente campo de batalla, la cual no pudo observar ya que acababa de despertar de un sueño largo y pesado, ¿Habrá despertado de un largo descanso o de la muerte?
                Sin saber dónde se dirige, ella no desea detenerse, desea buscar una salida de este extraño lugar, ver la luz del día o ver las estrellas en un cielo que se le negó por mucho tiempo.
                Su persistente deseo de salir de allí le da frutos, empieza a sentir una brisa que choca con su rostro y agita su cabello negro, utiliza la poca energía que le queda para llegar a la salida rápidamente, conforme se acerca, un olor a metal es cada vez más insoportable, el fuerte hedor está acompañado por el sonido de un mar que revienta una y otra vez provocando una canción triste y eterna…
                Al fin sale y ve un paisaje aterrador, observa un mar rojo en su totalidad, rojo sangre, rojo de herida mortal… El olor a sangre es insoportable, la impresión y el asco la hacen vomitar y llorar desconsolada. El cielo no es lo que recuerda, ahora es gris, un cielo sucio, un cielo triste que contempla esta imagen increíble…
                Luego de su horrenda impresión solo puede gritar, llama desesperada a alguien esperando una respuesta, se pregunta qué pasó con el mundo que conocía, era increíble ver a su alrededor y estar en presencia de una tierra muerta, no eran montañas y mares destruidos o contaminados, era presenciar un gran cadáver, con sangre y heridas.

                En otro lugar un niño se asoma por una ventana, el escenario no es distinto a lo que la chica observó, el niño presencia grandes rayos de luz que atraviesan las nubes y caen al suelo, en un claro de cielo el niño observa un gran diamante negro, no hay luna, no hay sol, solo una perfecta forma en el firmamento, al contrario de la chica, el niño se ve sereno, casi con una sonrisa tímida disfruta de lo grotesco del paisaje, la chica aun llora tratando de comprender lo sucedido y el niño se echa a andar sin rumbo definido, sus caminos se encontraran y una respuesta será escuchada, la que porta las dudas es la joven blanca y frágil, el niño lleva consigo la verdad y algo más, los dos son emisarios de algo fantástico, algo sobre natural, la muerte los abraza a diario sin llevárselos con ella…