Ojos grandes y brillantes, en ocasiones perdidos gracias a
su mente confusa.
Labios carnosos que arden en
contraste con su piel pálida y suave, labios que susurran desprecios falsos con
una voz apacible.
Las
horas pasan imperceptibles cuando ella ronda el lugar, moviéndose como una
criatura marina buscando seducir a sus espectadores, riendo con sus admiradores
y sentenciando a muerte a sus enemigos.
Esta es
la extraña forma en la que se quiere a una extraña, temiéndole y deseándola…