Caminando
por una ciudad muchas veces miserable es cuando vivimos las historias de amor más
intensas y fugaces.
Te
bajas del autobús y comienza el idilio del día, enamoramientos de uno o dos
minutos según el trayecto, observas ojos claros y oscuros, cabellos rojos,
pieles blancas, sonrisas confusas…
Nuestro
corazón se agita y se desespera, nos preguntamos si esta será la única vez en
que veremos al amor en la cara de alguien desconocido. Luego de esto, nuestro
corazón se rompe cuando perdemos de vista a aquella persona entre la multitud;
el duelo es doloroso mas no eterno, treinta y cinco segundos de dolor mientras
el amor vuelve al doblar la esquina…
Llegas
a tu destino luego de seis idilios y el último de ellos te devasta de cinco a
siete minutos cuando ves que abraza y ve con ojos de amor a alguien que sin
duda no eres tú…
Breves
historias de amor, diarias y muertas antes de nacer…