martes, 11 de septiembre de 2012


Juan:
  No te llamo mío, porque entiendo que tu nunca lo has sido, y, si un día me ilusioné con este pensamiento, ahora he sido cruelmente castigada. A pesar de todo, te llamo mío: mi seductor, mi embaucador, mi enemigo, mi asesino, origen de mi desventura, tumba de mi dicha, abismo de mi desdicha. Te llamo mío y me digo tuya, y, si estas palabras un tiempo halagaban tu orgullo postrado en adoración ante mí, suenan hoy como una maldición contra ti, una maldición por toda la eternidad. ¡No te regocijes con el pensamiento de que yo tenga la intención de perseguirte o de armar mi mano con un puñal, y así merecer tu escarnio!
Donde quiera que vayas, seguiré siendo tuya. Vete a los confines del mundo, seguiré siendo tuya. Aunque ames a mil mujeres, seguiré siendo tuya. Las mismas palabras que utilizo contra ti te demuestran que soy tuya. Tú te has atrevido a engañar a una criatura hasta el extremo de que eras todo para ella, hasta el extremo de que no habría deseado otra alegría distinta a ser tu esclava. Yo soy tuya, tuya, tuya: tu maldición.

                                                                                                                                                Tu Cordelia


                                                                                             


Diario de un Seductor
Sören Kierkegaard



domingo, 2 de septiembre de 2012

Conflagración



Todo inicia con un chispazo… Con una llama de amor, pasión o una simple sonrisa…
El amor quema, hiere y hace del mundo un rompecabezas triste y barato…. Hoy he perdido cosas importantes, cosas que tuve que ver alejarse para sentir esta tristeza que hierve y que deja sin función alguna a este corazón pobre y solo…
Ahora estoy completamente desolado, sin nada que me guie hacia un lugar tibio o  al menos a un lugar con  compañía hipócrita y algo complaciente…
Hoy nadie me pregunta que me pasa, todos saben que he perdido parte de mí en una guerra simple y triste, llena de negativas desde el primer disparo…
Los pocos que me leen se cuestionaran el por que librar una batalla donde nunca fui el favorito, donde nunca fui tomado en cuenta por razones tan burdas como el tiempo…
No puedo exigir comprensión a alguien que me ignoro, tampoco amor a alguien que se ocupo inmediatamente cuando mis llamados eran mas seguidos y mas fundamentados…
Todo esto que siento quema de una manera  que solo el que sufre y llora hoy por hoy sabrá lo que duele… Pobremente he rogado por tu atención, por tu aprobación y por tu respeto…
Lo que inicia como un flamante deseo, hoy termina como un puño de cenizas que el soplo del olvido debe alejar de esta mente tan frágil…
No soy tan orgulloso como para negar un agradecimiento por todo lo que me diste, nunca sentí tu piel pero puedo presumir que he sentido algo más importante que eso… Espero tu pronto éxito y el olvido de aquello que tanto te enfermo, despega y se libre, comenta a este corazón cuando ya este sano todo aquello que te ha hecho feliz…
Aunque no sepa de ti, sentiré tu felicidad mi fría amiga…